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Friday, July 30, 2010
Ciro(Art)Quintana o el lúdico puzzle de la identidad renegociada
Tuesday, July 27, 2010
La Anamnesis Pictorica de Ciro Quintana
La anamnesis pictórica de Ciro Quintana
(Impresiones para un prólogo)
Es cierto que el mundo es lo que vemos y, sin embargo, tenemos que aprender a verlo, decía Merleau-Ponty. La obra de Ciro Quintana participa de este aprendizaje. Su ojo ve el mundo y loque le falta al mundo para ser cuadro, para que piense en pintura, como lo reclamaba Cézanne. Quintana pertenece a este mundo invertido del cual hablaba Nietzsche, este mundo enel que se le convierte a uno el contenido en algo meramente formal, incluyendo la vida.
De entrada, se impone un estilo singular en el que sobresalen la línea, el color, la diversidad y la monumentalidad, un estilo que cuestiona esta línea divisoria que separa tradicionalmente las dos “hermanas enemigas” de la estética clásica, esto es, la pintura y la escultura.
Muchas de las obras de Ciro Quintana constituyen una categoría intermediaria, semi-pintura, semi-escultura (o ni pintura, ni escultura) y conforman un objeto específico. Cualquiera que sea su fecha de creación, una de sus obras se puede identificar inmediatamente, está inscrita en su tiempo como una especie de síntesis visual de los alcances de la modernidad.
Pensada en la modernidad, esta obra (inspirada al principio por los procesos narrativos del cómic y por una iconografía variada y abundante como las imágenes o los lemas publicitarios, la fotografía, etc.) está también fuera del tiempo presente, es una suma de referencias, es erudita en la mejor tradición de la gran pintura que trasciende lo particular y lo temporal y acude a la alegoría.
"El triunfo del Arte Cubano"
oil on canvas
98 " by 70 inch"
Hoy, con la impronta dejada por el conceptualismo y el postmodernismo, la pintura no puede ser un delirio instintivo, las formas, los colores no pueden juntarse sin un acto de reflexión, sin un proyecto intelectual preciso, espontáneo o no. Un pintor necesita apoyarse en una gramática, una sintaxis de la pintura y la implacable coherencia de esta búsqueda es lo que le hace a Ciro Quintana tan único en su manera de ser clásico y moderno a la vez.
El verdadero autor de su obra es la tradición a la cual pertenece.El tema de su pintura es la pintura (occidental y en particular cubana) y es el fruto de una reflexión profunda sobre el arte, la creación, la historia de la visualidad a la par que de una relación directa con lo real, lo cotidiano, la vida y sus vicisitudes para exacerbar mejor sus aspectos.
Después de De Chirico, la pintura contemporánea llegó a una búsqueda muy profunda de sus propias raíces y de sus propias razones de ser y Ciro es consciente de pertenecer a una tradición cuya propia transgresión representa la continuidad. Es de los que colocan hoy día la ambición de la pintura en lo más alto.
La historia del arte es una historia de acaparamientos. La mayoría de los grandes artistas supieron incorporar a sus obras las formas y los procedimientos de sus predecesores entablando así un diálogo con sus modelos preferidos. Los manieristas dialogaban con Miguel Ángel, Ingres con Rafael, Delacroix con Rubens, Manet con Velázquez, Cézanne con Poussin y Ciro Quintana dialoga con todos ellos y con muchos más.
Nos invita a meditar sobre la manera en que el pasado, el presente y el futuro se articulan y sobre la relación que una obra pictórica mantiene no sólo con el espacio, sino también con el tiempo. No se trata de volver atrás, sino de desmontar y reconstituir las obras que le precedieron para extraer de ellas la incógnita que encierran.
Dado que no es solamente realista y que manipula una memoria cultural sin ser jamás una demostración, esta pintura está cargada de enigmas. Todo se sitúa en la relación entre la trascendencia estética y la complejidad del ensamblaje mental cuyos componentes despiertan una retahíla de reflexiones y de asociaciones.
Cada obra de Ciro Quintana es una representación plural. Su mayor mérito es haber ido más allá de las imágenes cotidianas para enfocar un clasicismo contemporáneo y considerar la pintura como generadora de mitos. Su pintura muestra escenas de pensamiento.
Todo ocurre en la superficie y esta superficie con sus colores espléndidamente ficticios define un universo paralelo que corresponde almundo de las ideas, al espacio mental de la pintura en el cual Ciro Quintana proyecta sus propios mitos, sus paradigmas históricos. Así ennoblece el lenguaje del pop art remitiéndolo a una esfera más alta donde no cabe la banalidad cotidiana compuesta de situaciones y de objetos fríos e insignificantes.
"El triunfo de la escuela cubana"
oil on canvas.
98 " by 70 "
Sus afinidades con los artistas Pop se limitan a una similitud de medios ya que su obra aprehende no solamente las imágenes de lo real sino también lo real sin que ello implique el apartamiento de cualquier subjetividad.
Lo interesante es la potencia de impacto de la obra de Quintana, su subversiva seducción, su estado de intensidad plástica y la manera en que logra hacernos caer en la trampa de sus inclinaciones, sus elecciones, sus obsesiones, aunque sus imágenes son retazos de un sueño o de un mito.
Ciro Quintana ha sabido superar el servilismo hacia el cartel o el cómic, recrear su forma en términos pictóricos y dar lugar a una verdadera ponderación de lo sensible. Su preocupación siempre es el dibujo (el instrumento real de su confrontación con los maestros, el dibujo es pensamiento) o la pintura (aun cuando pinta sigue dibujando) y es el efecto estético el que prevalece: según la antigua clasificación, podemos afirmar que su arte es menos dionisíaco que apolíneo.
Pero una obra de arte no está hecha sólo para recrearse la vista, lo cual carece de interés, su valor es ser una escuela de pensamiento. Lo importante es la imagen mental que imprime. Para que una obra suscite ideas, no hace falta que represente una idea pues esta representación la agota y termina convirtiéndola en un ludismo insignificante.El arte exige una relación demasiado intensa para que la dimensión únicamente conceptual le sea suficiente.
En las instalaciones hiperbólicas, intensamente rococó y extra-temporales de Quintana, no se trata tanto de crear una forma en el espacio como de construir sentido a partir de la deconstrucción, decondicionar nuestra mirada sobre la pintura, obligarla a un ejercicio más dinámico que el que consiste en colocarse pasivamente frente a una superficie plana contra una pared. Él sabe que el ojo no es una simple máquina ocular y la mirada que dirigimos hacia un
cuadro no se limita a provocar alguna emoción inocente: esta mirada puede hallarse modificada.
Ciro Quintana reúne en sus obras diferentes referencias espaciales y temporales. A veces yuxtapone dos realidades que se prolongan o se contradicen semánticamente, otras veces destaca los elementos icónicos de su espacio inicial y permite a la multiplicidad de las imágenes fragmentadas encontrarse libremente en la superficie de la tela y elaborar una narracióninfinitamente compleja próxima al método del cut-up de William Burroughs.
En sus instalaciones que no parecen tener principio ni final, donde se opera una mezcla de elementos culturales, políticos e íntimos, las posibilidades de lectura son comparables, en varios aspectos, a las que ofrece le Nouveau Roman en literatura (su obra tiene muchas afinidades con la literatura) donde el lector pasa de un nivel de sentido a otro, de una dimensión espacio-temporal a otra, generalmente sin transición alguna.
La interpretación se determina por el valor semiótico que el espectadoratribuye a cada imagen o fragmento de imagen y por la manera en que losenlaza. La percepción de esta imagen no es tarea fácil. Depende del estadodel ojo que la mira: para unos, sólo es una forma; para otros, una información;para muy pocos, es realmente una imagen, es decir una potencia degerminación. Entonces la mirada imagina y llega a ser creadora.
Trastornando la distinción entre espectador y espectáculo, Ciro Quintana hace del espacio pictórico una representación que no deja de evolucionar, que está constantemente abierta y que, por tanto, necesita “alimentos” para mantenerse en vida, o sea, una presencia ajena, la del espectador, quien es a la vez el creador, el actor y el público (siendo el pintor un indagador, sus obras son sus rastros, las etapas de su marcha y la mirada de la gente es el divulgador de sus propias incógnitas) y sus verdaderas herramientas no sonexclusivamente las pinturas o los dibujos sino también los elementos que losrodean: los marcos, las paredes, el espacio…
Las tensiones entre los distintos niveles de lo real se reflejan en las tensiones formales de sus instalaciones, tensiones entre pintura ilusionista y realidad de las cosas, entre superficie y espacio, entre arte y decorado. Intenta amplificar el dominio del arte, vincular entre sí los medios, los contenidos más disímiles, las cosas próximas y lejanas y contar historias con todo esto.
Su ambigüedad plantea problemas pero éste es el objetivo, se trata deturbulencias acumuladoras de energía con el lenguaje de la pintura. Lo que le interesa es el impacto visual de la imagen, la relación entre lo que creemos very lo que existe entre la superficie de la tela o el papel y el ilusionismo de éstos.
Artista de bulimia ocular, Ciro analiza con la imagen y el color un estado delas cosas. De ahí su predilección por lo kitsch, esta inversión irónica de los criterios del gusto, este espejo de la mentira embellecedora evocado por
Hermann Broch.
Cualquier gran obra de arte encierra un enigma. Un paisaje, un bodegón, un retrato sólo captan al espectador si comportan un misterio pues lo único que importa en el arte es lo inexplicable.
Y cabe reconocer que todo resulta ambiguo en la obra de Ciro Quintana. Su habilidad técnica le sirve para contraponer imágenes tomadas de la realidad a su significado pictórico, lo cual dificulta su comprensión simple, unívoca y clara.
Esta superposición a veces iconoclasta de varios niveles de discurso, esta apropiación y reconstrucción de los códigos de la pintura occidental a fin de ponerlos al servicio de un lenguaje muy personal, esta desacralización del arte para afirmar su deseo de renovación de las formas artísticas sin por ello renegar de la tradición, esta ambivalencia inherente a cualquier parodia, esta afirmación de la pintura en su artificio y en su búsqueda permanente de belleza
revalorizan el acto de pintar y sientan las bases de un arte en perpetuo cuestionamiento y en perpetuo devenir.
Pocos artistas ofrecen como Ciro Quintana esta particularidad de haber cumplido en unos veinticinco años una progresión incesante hacia una mayor cohesión artística, riqueza temática, sutileza, refinamiento y fuerza en el lenguaje plástico. Último retoño del modernismo, es asimismo uno de los artistas más interesantes del período posmodernista ya que su originalidad no puede reducirse a la suma de sus inspiraciones, de sus asociaciones, consiste en haber profundizado los recursos prodigiosos de la imagen visual y en haber renovado lo figurativo por una intensidad subversiva.
Parece haber encontrado en la familia iconográfica del pop art un camino muy personal que le ha permitido elaborar un mosaico neo-pop intrínsecamente hedonista y nada aséptico y afirmar un arte de pensar, una poética sui géneris enriquecida por una referencia autobiográfica desprovista de esoterismo, de particularismo estrecho, rebosante de humor e ironía, una mirada sutil sobre la vida y el arte: una higiene de la visión, la profundidad
ilimitada de la belleza.
François Vallée
Rennes, marzo de 2010
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